viernes, 26 de julio de 2013

Verano, calor, vacaciones, arquitectura.

Thira, Santorini, Grecia.


Verano, calor,... es horrible trabajar, es horrible subirte al coche después de las 9 de la mañana sabiendo que está al Sol y arderá por todas partes.

La mayoría de la gente con la que entablas una conversación te pregunta por las esperadas y necesarias vacaciones, -¿cuál va a ser tu destino?, -¿cuántas semanas de vacaciones haces?

¡No!, desgraciadamente este año nuevamente no hay vacaciones, y siendo arquitecto muchos te dicen que puedes darte con un canto en los dientes... según como se mire, por supuesto... cabe decir que no soy muy partidario de la suerte entendida como la diosa fortuna que va sembrando a unos elegidos de polvos mágicos para que destaquen del resto mientras ese resto dicen que afortunados sois.

Merece todo un post este tipo de mentalidad donde se echan balones fuera para evitar responsabilidades y se achaca a entes imaginarios las cosas que salen de la norma, llegará!.



Cadaqués, Girona.


Hoy sólo recordar algún destino estival privilegiado, ver como casa la arquitectura tradicional con la naturaleza, observar la inmensidad del mar, el intenso azul, los llamativos colores de las buganbilias, como trepan por los muros encalados de un blanco inmaculado. Ver como se protege el sol con porticones y pérgolas de madera pintados de azul o blanco, para estar en sintonía cromática con todo lo que las envuelve, cielo y mar.

Estas pérgolas tamizadas orgánicamente generan espacios intersticiales donde realmente las personas habitan. El desayuno, la merienda, la charla tardía cuando la noche empieza a presentarse, lugar de reunión entre vecinos, amigos y turistas, sitios donde compartir, dialogar o tan solo descansar, arquitectura.


« La arquitectura es un acto de voluntad consciente: hacer arquitectura es poner en orden funciones y objetos. Ocupar el espacio con edificios y caminos. Crear tanto los recintos para abrigar al hombre, como las comunicaciones útiles para encontrarse. Actuar sobre nuestro espíritu por la capacidad de dar soluciones, sobre nuestros sentidos por las formas propuestas a nuestros ojos y por las distancias impuestas a nuestra marcha. Emocionar por el juego de percepciones a las cuales somos sensibles y de las que no podemos sustraernos. Espacios, distancias y formas, cantidades, pesos, distancias, atmósferas, es con todo esto que actuamos. Tales son los hechos que hay que considerar.», Le Corbusier.


Oía, Santorini, Grecia.


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